lunes, junio 11, 2007

"I'm the stranger, killing an arab"

El extranjero es la obra que, sin duda, llevó a la fama a Albert Camus. A partir de su publicación en 1942 provocó tanto elogios como controversia. Actualmente, una de las lecturas mayormente aceptadas atribuye a la obra el estandarte de representación para el sentir de una época; argumentando que describe de manera única la desesperanza ocasionada por las dos guerras. Sin embargo, no es casual el hecho de que El extranjero se siga leyendo, y a demás sea particularmente preferida por un público joven.
Si otorgamos a la guerra cierta condición de hipertexto para la obra de Camus, ¿cuál será la lectura realizada por una generación que no vivió la guerra directamente y que sin duda no logrará acceder a tal hipertexto de igual manera que alguien que lo experimentó?
Por suerte, la lectura no es un acto que parezca depender de un tipo determinado de experiencias comunes. Pensar que El extranjero pudiera ser entendido sólo por cierto sector implicaría grandes límites para la novela; no hay nada más lejano de la realidad. Este trabajo mostrará la pervivencia de la novela, publicada en 1942, en el gusto de una gran audiencia; así mismo, se dará cuenta de un ejemplo reciente de lectura realizada a través de un código no literario, estrictamente hablando. Finalmente, podremos distinguir el proceso mediante el cual una obra literaria logra sintetizarse en una obra musical, resultando en una nueva obra muy apegada al sentir que un lector actual pudiera tener sobre El extranjero.
La novela está dividida en dos partes; en el centro, Meursault –el personaje principal – se enfrenta con dos opciones: dar un paso hacia el frente o regresar. Las implicaciones de cualquiera de dichas acciones no parecen tomarse en consideración al momento de actuar. El peso de la elección recae sobre los elementos circunstanciales; las condiciones imperan y Meursault se limita a reaccionar. Dar un paso hacia el frente despliega una serie de pequeños acontecimientos simultáneos que culminan con el disparo que mata al árabe.
“Matando a un árabe” (Killing an Arab) es el título del primer sencillo del grupo británico The Cure. La canción, compuesta por Robert Smith, salió a la venta en 1978, provocando –ella también— tanto admiración como controversia. El título implicó para muchos una postura racista por parte del grupo contra los árabes. La canción fue incluida en el álbum “Boys don’t Cry” en 1979 y desde entonces, el título y la estrofa del coro han tenido que ser modificadas utilizando frases como “Kissing an Arab” (besando a un árabe) o bien “Killing Another” (matando a otro) para evitar el escándalo.
La relación entre la canción de The Cure y la novela de Camus habría salvado a la banda de la controversia sobre su supuesto racismo. En múltiples ocasiones, Robert Smith confirmó que “Killing an Arab” está, en efecto, inspirada en El extranjero. Respecto a su intención, Smith afirma que la canción fue “a short poetic attempt at condensing my impression of the key moments in L’Etranger by Albert Camus”
Confirmar la filiación entre la canción y la novela puede parecer una labor ociosa; sobre todo tomando en cuenta que la gran mayoría del público que formó la primera recepción de “Killing an Arab”, no consideró la referencia con la novela de Camus –lo que explica las acusaciones de racismo. El hecho es que de haberse asociado a la canción con El extranjero se pudo haber eliminado la percepción de racismo atribuido al título y a la estrofa del coro. Sin embargo, lograr rescatar a The Cure de la mala fama no es el único beneficio que podemos obtener al traer a cuenta tal relación, entonces ¿Cuál es la relevancia de estudiar el vínculo entre dos obras separadas por treinta y cinco años de distancia? y, sobre todo ¿cómo podemos estudiar la relación de una obra literaria con una musical?
I. La letra de la canción, como puede inferirse desde el título, se centra en la escena del asesinato por el cual Meursault es luego condenado. La primera, y más evidente, similitud que acerca a “Killing an Arab” con El extranjero está, pues, en la letra de la canción. Ésta sintetiza en breves estrofas lo que Camus narra como un instante, al final de la primera parte. Efectivamente, como explica Robert Smith en la cita de arriba, el momento del asesinato es clave para la novela; es el enlace entre la primera y la segunda parte. Smith, sin embargo, alude a varios momentos claves en su impresión sobre la novela.
A raíz de la cita de Smith, inferimos en primer lugar que son varios momentos clave inmersos en la narración de un instante y, en segundo lugar, que se trata de un intento poético de exponer su impresión respecto de la novela. De inicio, ocupémonos de la segunda inferencia: se trata de una impresión. ¿Por qué resulta significativa la impresión que tiene un músico que, aunque famoso, no deja de ser un lector más de entre los muchos que se congregan en torno a la obra de Camus? Para el propósito de este trabajo, la respuesta es precisamente esa: Smith es un lector común, pero posee una habilidad excepcional.
Tener acceso a las impresiones de un músico como Robert Smith, significa tener la posibilidad de acercarse al sentir de toda una generación revelado a través de algo tan simple como el gusto. “Killing an Arab” fue la canción que congregó por primera vez a la audiencia que hasta la fecha sigue a The Cure. Una mezcla entre el gusto por la controversia y la afinidad con la nueva propuesta enarbolada por la banda británica reunió a un grupo de personas que, tal vez sin saberlo, se enfrentaban tanto a la experiencia de escuchar la canción cómo a las impresiones que R. Smith tuvo sobre los momentos clave de El extranjero.
De manera que cualquiera que escuche la canción referida tendrá acceso a la síntesis realizada por Robert Smith de los momentos que él considera “claves” dentro de la novela de Camus. La impresión de Robert Smith, como vemos, es de gran relevancia dado su alcance y el número de personas que forman parte de la recepción de su música. Por ese sólo hecho, podemos deducir que las impresiones de Robert Smith afectan la lectura de El extranjero a partir de que “Killing an Arab” salió a la venta.
Ahora bien, retomando las inferencias respecto a la cita de Smith; los momentos claves descritos en la canción, corresponden a la narración del instante en que Meursault asesina al árabe. Veamos la primera estrofa:
Standing on the beach
With a gun in my hand
Staring a the sky
Staring at the sand
Staring down the barrel
At the Arab on the ground
I can see his open mouth
But I hear no sound
Se refiere el momento en que Meursault se encuentra con el árabe en la playa y ambos empuñan sus armas en señal de alarma (Camus, 70). La estrofa inicia aclarando que el personaje está de pie (“standing”) lo que aunado a la reiteración del verbo “staring” (mirando fijamente) denota una actitud contemplativa; sólo por la letra no podemos inferir ninguna señal de amenaza en este punto de la canción. La posesión del arma en el contexto de esta estrofa, sin embargo, se percibe como un elemento discordante: la vista pasa del cielo a la arena, después al cañón del arma y finalmente al árabe. La estrofa culmina enfatizando que el personaje no escucha nada (“I hear no sound”). En general, esta primera estrofa establece las posiciones de los involucrados y, de alguna manera, logra comunicar la distancia entre ellos. Inmediatamente después, el coro dicta:
I’m alive
I’m dead
I’m the stranger
Killing an Arab
No sólo encontramos la alusión directa al título de la novela, también se expone, en dos frases (Estoy vivo/ Estoy muerto), una de las tesis más importantes de El extranjero: la indiferencia ante algo tan seguro como la muerte. La novela ha sido categorizada como existencialista por contener ideas como esta; Camus, no obstante, negó formar parte de esa corriente argumentando que el único libro de “ideas” que escribió (El mito de Sísifo) fue escrito precisamente en contra de los filósofos existencialistas . Sabemos, sin embargo, que las intensiones de cada autor no siempre concuerdan con lo que su obra provoca. En este caso, es muy claro que la lectura de Camus como un autor existencialista lo hizo más atractivo ante un público joven, especialmente en las décadas de los 60s y 70s.
En la tercera estrofa encontramos la síntesis del momento en el cual Meursault se enfrenta a sus opciones y se da cuenta de que todas son equivalentes:
I can turn
And walk away
Or I can fire the gun
Staring at the sky
Staring at the sun
Whichever I choose
It amounts to the same
Absolutely nothing
El momento en la novela es también narrado como un instante, casi detenido en el tiempo, en donde el personaje se enfrenta con sus posibilidades. Tomar una decisión por simple que sea tendrá enormes implicaciones pero cualquiera culminara en nada. El instante desde donde se observan las opciones puede compararse con una ventana desde la cual se ven todos los tiempos, los reales y los posibles; la sensación que se tiene como lector es la de un enorme pesar al tener que enfrentar tanto en un solo instante:
Pensé que me bastaba dar media vuelta y todo quedaría concluido. Pero toda una playa vibrante de sol apretábase detrás de mí […] Impelido por este ardor que no podía soportar más, hice un movimiento hacia delante. Sabía que era estúpido, que no iba a librarme del sol desplazándome un paso. Pero di el paso, un solo paso hacia delante. (Camus, 71)
La traducción al español prefiere el uso del verbo “impeler” en “Impelido por este ardor que no podía soportar más, hice un movimiento hacia delante” de acuerdo con la RAE, impeler significa “dar empuje para producir movimiento” o bien “Incitar, estimular”. La versión original es un tanto más enfática: “A cause de cette brûlure que je ne pouvais plus supporter, j'ai fait un mouvement en avant”. En la versión original, el ardor o quemazón no sólo incita sino que es la causa de que Meursault dé el paso hacia el frente: una acción que se probará fatal. El peso de ese instante es sobrecogedor, sobre todo porque no parece estar sustentado en ningún tipo de razonamiento.
La tercera estrofa de “Killing an Arab” enfatiza la idea del instante en que Meursault enfrenta sus posibilidades; ese instante es todo con lo que cuenta para tomar una decisión. La letra de la canción también deja claro que no existe material ni en el pasado ni en el presente del personaje que sirva para sustentar una decisión como esta. Meursault sólo cuenta con lo que tiene frente a él. La estrofa culmina sentenciando que decidir es imposible cuando cualquier cosa da igual. Meursault no es, sin embargo, ejemplo de un personaje-juguete del destino ya que debe decidir; enfrenta la “opción” de dar media vuelta o dar un paso al frente; sólo que se da cuenta de que nada tiene tanta relevancia en un nivel profundo y se deja conducir, conscientemente, por las circunstancias.
Después de la primera repetición del coro, continúa la quinta estrofa. La canción ha llegado al punto del disparo al árabe:
I feel the steel butt jump
Smooth in my hand
Staring at the sea
Staring at the sand
Staring at myself
Reflected in the eyes
Of the dead man on the beach
The dead man on the beach
La decisión tomada por Meursault tiene que ver con dar un paso al frente; todo lo que sigue es consecuencia de ese simple acto. Tanto la novela como la canción parecen desviar la responsabilidad del disparo, convirtiéndolo casi en un acto involuntario, en algo que sólo sucedió sin motivo ni causa alguna:
Todo mi ser se distendió y crispé la mano sobre el revólver. El gatillo cedió, toqué el vientre pulido de la culata y allí, con el ruido seco y ensordecedor, todo comenzó (Camus, 72)
La canción no menciona los siguientes cuatro tiros proyectados contra el cuerpo ya sin vida del árabe, hecho (no decisión) aún más inexplicable. No obstante, sí considera pertinente cerrar la estrofa con una imagen muy eficaz: Meursault mira su reflejo en los ojos del muerto. Hasta este punto se hace referencia a él como “el árabe”, sin embargo al final, el cuerpo ya no es “el árabe” sino “el muerto en la playa”. La imagen del personaje reconociéndose en los ojos del muerto cierra la idea que equipara vida y muerte a la vez que presentan como un hecho contingente casi ajeno a la voluntad del personaje.
La segunda parte de la novela ilustra todo el proceso penal seguido por Meursault a causa del asesinato del árabe. Salta a la vista que todos parecen más intrigados por la incapacidad de Meursault de sentir algún tipo de culpa o arrepentimiento. Parece que el asesinato es puesto en el mismo nivel de gravedad que el hecho de que el personaje no haya llorado en el funeral de su madre.
No existe una motivación oculta en la novela que explique porqué Meursault asesina al árabe. Sin embargo, se expone claramente una idea respecto a cierta actitud hacia la muerte que profesa una perspectiva estoica e indiferente ante lo inevitable. “Killing an Arab” tampoco intenta dar una explicación: simplemente presenta los hechos, de manera sintética.
El hecho de que la “narración” llevada a cabo en “Killing an Arab” se haga en primera persona del singular resulta relevante más allá de la simple equivalencia con la novela (también en primera persona). La canción también se narra en tiempo presente lo que, conjugado con la primera persona, enfatiza la sensación de inmediatez. Por otro lado, si a ello agregamos la simultaneidad generada al momento de escucharla, se aumenta la efectividad del artificio orientado a producir un efecto de concomitancia al que tal vez no pueda accederse, con tanto éxito, a través de la lectura.
II. La música es, sin duda, el factor definitivo que cierra el significado buscado por Smith para “Killing an Arab”. La canción comienza con el sonido del golpe a los platillos, lo que típicamente asociamos con el “anuncio” del comienzo de algo, pero también puede percibirse como un elemento de exotismo (en el sentido de no-occidental). Por otro lado, se trata de un sonido de alta intensidad que, cualquiera que haya sufrido de un dolor de cabeza, podrá asociarlo con esa sensación de malestar. El sonido se repite dos veces más en el inicio y al menos tres más cerca del final.
La comparación del sonido de los platillos con cierto tipo de malestar puede explicarse si consideramos las constantes referencias al sol y al calor en la novela. Son de tanta importancia que, justo antes de que está a punto de dispararse el arma se describe que: “El mar cargó un soplo espeso y ardiente. Me pareció que el cielo se abría en toda su extensión para dejar que lloviera fuego” (Camus, 72). Podemos encontrar referencias al sol desde que se relata el entierro de la madre. Pero no es sino hasta la llegada a la playa en que el sol despliega un poder protagónico y se convierte en fuerza que provoca la fatalidad.
La introducción con la guitarra parte de un sonido vibrante y retardado, hasta cierto punto invitante que, de forma inmediata nos remite al oriente. La escala que sigue es una escala menor armónica que, de hecho, produce un matiz árabe –aunque ha sido usada sobre todo por compositores barrocos (como Bach, Vivaldi, Pachelbel, entre otros).
La velocidad con que se ejecuta dicha escala, llama inmediatamente la atención. Al contrastar tal ritmo con la narración de esa sección en la novela, encontramos que realmente hay pocas acciones llevándose a cabo que justifiquen la intensidad de la composición musical. Sin embargo, las constantes “subidas y bajadas” de la escala pueden compararse con un movimiento circular o en espiral que bien pudiera compararse con el mareo, el vértigo o algunos de los síntomas de insolación; es decir, el movimiento de las escalas hace referencia al estado interno de Meursault:
En el mismo instante, el sudor amontonado en las cejas corrió de golpe sobre mis párpados y los recubrió con un velo tibio y espeso. Tenía los ojos ciegos detrás de esta cortina de lágrimas y de sal. No sentía más que los címbalos del sol sobre la frente e, indiscutiblemente, la refulgente lámina surgida del cuchillo, siempre delante de mí. La espada ardiente me roía las cejas y me penetraba en los ojos doloridos.
Otro golpe de platillos delinea la estrofa en donde se narra el disparo. La relación inicial que establecimos entre los platillos y el sol parece ilustrar sus implicaciones en esta sección. Como si se tratase de un leit motiv, el sonido de los platillos asociado con el golpe de calor y de luz se transformó en el golpe real y físico de la culata sobre la mano del personaje (I feel the steel butt jump/ smooth in my hand).
A manera de conclusión referiremos un caso de recepción real de la canción “Killing an Arab” que ilustra un fenómeno curioso: el acceso a la canción fue anterior a conocer su relación con el libro de Camus y tal descubrimiento provocó un enorme interés en la lectura del anterior.
El 21 de mayo del 2001, la página http://www.songmeanings.net subió la letra de “Killing an Arab” para someterla a discusión. La primera entrada es del 24 del mayo de 2002 y la última del 15 de abril del 2007. La primera alusión al libro se hace por parte de alguien que sólo había escuchado que la canción estaba basada en un libro, cuyo autor y título ignoraba. A partir de ahí, comienzan los comentarios alusivos a Camus. Lo más interesante de ellos es la seguridad con la que la mayoría sentencia que: “no se puede entender a la canción sin antes haber leído el libro de Camus”.
El ejemplo anterior sirve para mostrar que una relación intertextual, incluso entre dos obras con códigos distintos, siempre abre un puente entre dos audiencias antes diferenciadas. De alguna manera, “Killing an Arab” fue la canción que The Cure utilizó como manifiesto; para que ello funcionara, su público tuvo que haber recibido el mensaje de manera clara: el ejemplo es avasallador, la gente en verdad se ha acercado a la novela a raíz de conocer su relación con “Killing an Arab”. El extranjero, a su vez, logrará que muchos se acerquen a la música de The Cure sin que Camus si quiera hubiese imaginado que podría suceder algo así.
La intertextualidad parece ser un síntoma reiterativo de nuestro tiempo; una señal que, para muchos, da cuenta de la falta de creatividad bajo la consigna de que “ya todo está hecho”. Según estos parámetros, establecer la relación entre dos discursos sería una labor ociosa, tomando en cuenta que sólo se trataría de encontrar la filiación de una obra con otra anterior. Sin embargo, asumir que la relación se reduce a un simple juego de adivinanza elimina la posibilidad de atribuir un significado distinto a cada una de las partes involucradas; a raíz de la relación es válido decir que el significado de ambas se amplía.
Decidir si el reconocimiento de dicha relación enriquece o no la experiencia estética de las obras involucradas seguirá siendo una cuestión personal. El hecho incuestionable es que si los nuevos lectores de Camus o los nuevos admiradores de The Cure se acercaron a sus respectivas obras a raíz de conocer dicha relación, siempre estarán determinados por ese primer encuentro indirecto, a través de otra obra. La síntesis realizada por Robert Smith sobre el instante narrado por Camus es sin duda representativa de las lecturas de El extranjero que se han hecho desde la aparición de dicha canción. Quizá nunca sabremos si Smith representa a la mayoría o bien dirigió la lectura de mucha gente pero no podemos dudar de la importancia de esta canción-manifiesto dentro del imaginario personal de toda una generación.

OBRAS CITADAS
1. CAMUS Albert, El extranjero: Alianza Editorial, Madrid, 1986
2. “Cure News” #11, Octubre 1991 en http://en.wikipedia.org/wiki/Killing_an_Arab ; Junio, 5, 2007.
3. Entrevista con Jeanine Delpech, en “Les Nouvelles Littéraires”, (1945). Citada en Albert Camus: Lyrical and Critical Essays, Vintage (1970).
4. “The Cure, Killing an Arab”, en http://www.songmeanings.net/lyric.php?lid=7476&offset=0&page=1#comments ; Junio, 5, 2007.
5. “Utilización de la escala menor armónica”, Carlos Saura, en http://www.carlosaura.com/2006/03/04/leccion-de-mes-utilizacion-de-la-escala-menor-armonica/ ; Junio, 5, 2007

3 Comments:

Blogger rafa dijo...

Recuerdas la sugestiva novela de Arthur C. Clarke, “Cánticos de la lejana tierra” (The songs of distant earth), el músico todo-terreno instrumental, Mike Oldfield, compuso su sinfonía electrónica inspirada en esta nostalgia futurista, que creo, es mejor que la novela. Bueno, ¿no el mismo Arthur C. Clarke agradece a Jean-Michel Jarre y a Vangelis haberlo inspirado para su segunda odisea (2010), al momento de contar el paisaje nebular de los mundos jovianos, tema por cierto obsesivo en la obra de Clarke al punto de que se vuelve perturbador: los mundos inmateriales? También recuerdo que Juan Luis Guerra compone "Burbujas de amor" inspirado en el capítulo 25 de Rayuela, cuando la Maga dice que los peces ya no quieren salir de la pecera porque casi nunca tocan su nariz en el cristal (o algo así, cito de memoria), luego de una metáfora genial de Gregorovius, me parece, que hablando de peceras, dice que “hacer el amor” es un pez que pasa y pasa con ansia de traspasar el cristal y entrar en otra cosa. Algo así. Frotar la nariz y flotar a otra cosa, insiste Gregorovius luego de la irrupción de la Maga, casi para darle chance a Juan Luis Guerra a cantar una metáfora cursilona pero suficientemente cachonda. ¿Y la famosa "Bachata rosa" inspirada en el libro de preguntas de Neruda? “Dime, ¿la rosa está desnuda o sólo tiene ese vestido?”

La "Reina del sur", la novela de Pérez-Reverte, nació el día que éste escuchó “Camelia la tejana”, de los meros jefes, Los tigres del norte, en una cantina mexicana. ¿Y no los mismísimos Tigres componen el “soundtrack” de la mítica película que siempre está por filmarse: "Teresa, la de Melilla"? Ja. Bueno, se ve a simple vista que el cielo posmoderno está lleno de correspondencias. Ahí nomás Saltiel Alatriste escribe un par de novelas donde los ídolos del cine nacional, con todo y sus clichés, son síntesis del mexicano clasemediero de los setentas, pendenciero, cursi y divorciado.

De repente pareciera, por ejemplo, que después de Poe la trasmigración de identidades (esta idea de que Ligeia vuelva a vivir en la persona de Rowena), en franca correspondencia con ciertas ficciones de los gigantes argentinos Borges, Bioy, Cortázar, les restara el mérito de la originalidad, aunque éstos tres alcancen lo sublime. Pero ésta es una apreciación de aficionado. Vayamos con la experta, ¿a ti que te parece?

sábado, junio 23, 2007  
Blogger Unknown dijo...

Sólo una duda!!
Tú manejas un malibú?

lunes, junio 25, 2007  
Blogger Abigail dijo...

Relaciones fortuitas todas, las de la literatura y la música y, sin duda, las que tienen que ver con desconocidas que manejan un malibú: lo siento, no es mi caso.

lunes, junio 25, 2007  

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