jueves, enero 13, 2005

Lechuga

Martes 12 de Abril
Me encontré su sonrisa al entrar a casa. Había perdido las llaves y debió haberme escuchado remover el agujero negro que tengo por bolso. Muy probablemente permití que se me escaparan en voz alta más de un insulto a mi mala suerte, asunto que no pudo dejarle indiferente.
¿Mala suerte? Habrá que replantear mi situación. Hace varios meses que vengo siguiendo inconscientemente (o eso quiero creer) los pasos del hombre misterio que nos ha tocado de vecino. Posee el tipo de rostro que hace imposible una estimación de edad. Trini dice que todo se conoce por las manos pero hasta hoy no había tenido la oportunidad de ver las suyas. Por desgracia mi atención en ese momento no se centró en su edad sino en el grueso anillo de oro que llevaba puesto en la mano izquierda.


Viernes 15
Al parecer nadie más ha reparado en su existencia. Estuve indagando y nadie lo ha visto acompañado jamás. Pero lo que quería contarte es que ayer, cuando regresé del “malas mañas” podría jurar que escuché ruidos muy comprometedores provenientes de su departamento. Claro que no me encontraba en un estado lo suficientemente confiable, así que no me hagas mucho caso. Hoy llevaba un acartonado saco de piel, no muy favorecedor para su complexión, si me preguntas. No hay manera de saber nada sobre él, es increíble que hasta ahora no haya podido siquiera averiguar su nombre. Si estuvieras aquí esto no sería de importancia; con tigo no tengo porque distraerme con nada de aquello.

Lunes 18
Disculpa, creí que tus preguntas en el mail de la semana pasada indicaban interés; pero no deja de asombrarme que el asunto de mi vecino te resulte tan antipático. He llegado a pensar que tu actitud fría de analizador objetivo no es otra cosa sino una simple y yana indiferencia: el común y corriente hastío que comparte toda nuestra generación. Sí, sí me enojo y con razón, al menos yo sí respondo a las preguntas que me haces. Por cierto, ¿Cuándo vas a decirme su nombre?

Lunes 18
Manda a decir Doña Cloti que no olvide pagar su cuota de mantenimiento. Como al parecer soy yo la única que le ve me ha pedido le hiciera el favor de notificárselo. Aprovecho para ponerme a sus órdenes por cualquier cosa que se le ofrezca; considerando que es nuevo en el edificio y tal vez no tenga amistades aún, me pongo a su disposición en el domicilio contiguo (B 118).

Jueves 21
No, por más que quiera no he podido evitar leer todos tus mails. No voy a disculparme por responderte hasta ahora, muy por el contrario. Debería haber permanecido firme en mi decisión de no escribirte al menos por todo lo que resta del mes… que tampoco es tanto como mereces.
Disculpa mi insistencia pero del asunto aquel no has sabido darme una sola respuesta convincente. Espero no tener que recordarte que en mi posesión está la copia de las fotos de tu cumpleaños y basta con decir que mi espacio ha sido más que usurpado. Vamos, suéltalo: ¿Quién es la gorda esa?


Viernes 22
Pues como veas eh! A mi me da lo mismo, digo por mí no te detengas. Alguna vez dijiste que uno no debe quedarse con ganas de nada ¿lo recuerdas? Ahora veo lo que quisiste decir. Yo no estoy en posición para pedirte nada, si eso es lo que querías pues no voy a darte el placer de saberme afectada por tu futuro capricho. Tengo muchos proyectos en puerta como para preocuparme por tu nuevo catálogo de “muchachas en flor”. Por cierto, una cosa es estar “buenísima” y otra es estar “gordísima”. Gracias por el libro, al fin me llegó pero resulta que sí es el que ya tenía… en fin, la intención es la que cuenta ¿no?

Sábado 23
Insisto en agradecerle su gesto, no cabe duda que es usted un hombre de principios. El libro que ha tenido la delicadeza de devolverme lo perdí sin duda a causa del ensimismamiento que me provocó la lectura del mismo. Es una suerte que lo haya dejado en su camino y que usted hubiera tenido la mínima curiosidad como para abrirlo y encontrar todos mis datos en la contraportada. Como se trata de un libro tan especial para mí, me siento en el deber moral de retribuirle el favor: mañana le espero a cenar a mi casa, no hace falta que traiga usted nada más que su presencia. Gracias, otra vez.

Miércoles 27
Vaya, ya me extrañaba. Me parece simplemente inconcebible que hayas creído encontrar mejor trato que con migo. No es fácil tener que decirse todo por este medio pero creo que no debemos cuestionar aquello que nos mantiene en contacto. La verdad es que no estaba tan molesta como quise hacértelo creer; por su puesto que la güera que te abraza en la foto no me representa el más mínimo temblor de piernas… ¿pues quien crees que soy para caer tan bajo? Los celos son para idiotas. Jamás sentí que se me moviera el piso, mi ego no necesita recargarse con nadie, no te preocupes.
Oye, sé que me pediste que te escribiera más pero algo sucede en el departamento de al lado, voy a tener que escribirte después. Ciao!

Miércoles 27
Ya regresé. Resulta que el vecino nos engañó a todos. Acabo de verlo, o debo decir, verla discutiendo con su marido: su departamento no era más que una especie de escenario en donde se divertía probándose ropa de hombre.
Estoy de humor para emborracharme. Lo bueno es que tengo todo el vino que necesito; no preguntes porqué pero el domingo abastecí mi refri con suficientes tintos. Por desgracia he tenido que regalar demasiada comida desperdiciada ya que, definitivamente las mujeres comemos poco en nuestras primeras citas.