jueves, enero 19, 2006

Cerezas verdes


No es igual a la roja y no basta con el consumo habitual. Debe conseguirse una auténtica cereza verde japonesa y posteriormente lograr reducirla a pequeños trozos concentrando su esencia para finalmente elaborar "thé". Inmediatamente se erizará la piel, brillarán más las pupilas, hará frío y las narices alcanzarán temperaturas polares. El efecto parece continuar, a través de los días, para convertirse poco a poco en una sensación de suave delirio compartido.

1 Comments:

Blogger Alejandro Badillo dijo...

¿qué no eran rojas? Te faltó el canto del pavorreal macho en celo. Kisses.

viernes, enero 20, 2006  

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