Hasta que se enfríe
"Esto toma mucho tiempo". No lo aseguró pero lo dijo enfáticamente, no hizo falta recibir sus ojos regresándote la mirada para saber que hablaba en serio. El encendedor continúa inservible, se está transformando en un marcador del tiempo: su pulgar se está lastimando, erosionando. No prende.
"No sé qué más quieres que te diga", no entiendes por qué lo pregunta; el silencio está bien. Ya vas dándote cuenta, pronto logrará encender y luego...
Voltearon simultáneamente buscando el origen de un ruido. La puerta del "Consagrado" rechinaba en recibiento de una pareja que te dolió ver; muy acodados y haciendo huecos con sus cuerpos como para que el otro tuviera oportunidad de acoplarse. Seguirlos mirando implicaba rodar los ojos en dirección de su rostro, aquel que no te mira. Mejor derjarlos ahí fijos en las letras invertidas del vidrio, pendientes del hilo de una sola idea. Tu rostro se pliega a la altura de los pómulos abriendo espacio para tus nudillos.
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Lo miras de reojo, ha echado la cabeza hacia atrás inclinándola sobre el respaldo de su silla. "Señorita, ¿tendrá un encendedor por casualidad?". Suspira con fuerza. Corrige su postura.
Lo miras por debajo del cabello que te escurre de pronto, sobre la frente, emancipado. Dejas que te oculte la mueca. No tienes nada que decir pero buscas de nuevo, debe haber algo. Algo. "Algo", dices sin darte cuenta.
"¿perdón, dijiste algo?" Ahora te mira a los ojos. -"algo" contestas, bajando la vista. Te pierdes en el diseño de la servilleta; notas que no es del todo blanca, más bien está hecha por pequeñas fibras de tonos marron claro. Sabes que sigue mirándote, levantando su ceja extrañado. Sabes que se pregunta cómo es que acabó aquí contigo.
tst tst tst
Cubres la tasa con tus dedos, intentas calentar tus manos pero ya no hay más café: al fondo se aglomeran minúsculos granos cobrizos, bailan en círculos y terminan pegados a las paredes interiores de la tasa.
Finalmente, algo inunda tu cabeza, cascabealeante y demasiado pesado para dejarlo guardado... llega: "creo que es un buen inicio ¿no? digo, podemos empezar a conocernos desde hoy ¿no? o sea, de pronto parece que no sabemos nada el uno del otro pero bueno en realidad nadie se conoce del todo, vaya, pueden pasar años... el otro día leí un estudio de cómo una mujer mató a su marido una noche porque los niveles hormonales le variaban muchísimo y entonces... bueno no me acuerdo bien, el caso es que se salvó de la silla porque dijeron que perdió el juicio y en realidad amaba a su marido... ya sabes, pero bueno, uno nunca sabe ¿no? a ti, por ejemplo, te he visto desde hace como dos años, bueno, un año siete meses y cuatro días para ser exacta, jajaja, y estabas aquí mismo fumando y hablando con la mesera. Tú no podías imaginarte que yo estaba allí parada, alli en frente al lado del semáforo, mirándote. Traías tu sweater gris el que te pusiste el viernes ¿ya sabes cual?...¿no? bueno, eso no importa, el caso es que te veías muy bien, así que decidí saber más de ti. Me enteré de que trabajabas en el despacho de la esquina y como a la semana metí solicitud y pues ya ¿no? ... así que creo que es un buen comienzo ¿no?
tst tst tst tst tst tst tst . Finalmente prende. Aspira y saca el humo lentamente. Se levanta y lo miras sacando su cartera. Paga dos cafés.
Mojas la punta de tu dedo índice derecho con un poco del café frío al fondo de la tasa. Humedeces tus labios y los aprietas con fuerza. Vuelves a escuchar el rechinido de la puerta.
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