Explicación y justificación en las autobiografías de Salvador Novo y Elías Nandino.
Los criterios de selección para ubicar a determinado autor en cierto grupo o generación literaria, en muchos casos, se limitan a la consideración de aspectos situacionales compartidos sólo por casualidad. Sin embargo, optar por categorías de agrupación según el año de nacimiento y la nacionalidad, puede ser enriquecedor cuando entra en juego una tercera coincidencia significativa, como la preferencia sexual. El México de la primera mitad del siglo XX para un autor homosexual no puede ser una experiencia del todo común más que para otro autor homosexual habitante de México durante la primera mitad del siglo XX.
La obra tanto de Elías Nandino como de Salvador Novo puede proyectar líneas de interpretación que los oponga como autores; pero el hecho concreto de que ambos comparten nacionalidad, época y la experiencia de marginación por igual causa, hace que el análisis de uno de ellos aporte mucho al análisis del otro. Ambos autores escriben su autobiografía con un interés central en narrar las circunstancias en torno a su “diferencia”. Si bien La estatua de sal de Novo se publicó póstumamente podemos inferir la imperiosa necesidad del autor por explicarse ante sus lectores y la sociedad en general, gracias a que en Juntando mis pasos, Elías Nandino da prueba de lo mismo. A través de ambas narraciones es posible reconstruir la situación de rechazo hacia la homosexualidad en una época en la que la única otra opción era el silencio y la existencia clandestina.
Tanto Novo como Nandino develan en sus respectivas autobiografías el hecho consabido de su homosexualidad y describen situaciones comunes de marginación. La intención no es, en ninguno de los dos casos, la de “destaparse” como se dice comúnmente; más bien, obedecen hasta cierto punto al propósito de asumir su alteridad. Al hacerlo desde una autobiografía, la homosexualidad adquiere un carácter personalizado, por decirlo de alguna manera, ya que no se presenta como una mera descripción prototípica y generalizada.
Si bien ambos aceptan su homosexualidad y la describen en sus autobiografías como un tema central, la dirección que le da Novo es más bien explicativa mientras que Nandino busca justificarse. Al narrar una de sus primeras experiencias homosexuales, Novo la presenta con este carácter de explicación:
Al sucumbir a la exclusividad de su tumescencia, retrajo a mi recuerdo aquella primera y quizá definitiva experiencia que a toda la distancia de su adquisición como forma predilecta de mi libido adulta, puede haber sido el trauma original que la explique (Novo: 47).
Nandino, por su parte admite su homosexualidad pero sin alejarse del todo de la estructura social a la cual estaba inscrito. Nandino refuerza los códigos sociales tradicionales a la vez que se ubica en una periferia, en el ámbito de lo prohibido y heterodoxo, como una víctima de las circunstancias:
Yo tenía consciencia de mi heterodoxia sexual, pero mi anhelo de vivir la vida como yo quería me hizo olvidar los riesgos, y al conocer a Xavier Villaurrutia, a Salvador Novo y a Carlos Pellicer, conseguí mi prestigio y mi desprestigio, porque ya socialmente ellos estaban señalados como homosexuales (Nandino, XVI).
Al igual que Novo, Nandino aceptó los riesgos de su estilo de vida, sin embargo consideró pertinente aclarar “yo tenía consciencia de mi heterodoxia sexual” y luego emplear una conjunción adversativa para oponer esta idea a su voluntad de “vivir la vida”. Acto seguido, reconoce el prestigio (como poeta) que le significó conocer a Villaurrutia, Novo y Pellicer pero a la vez les atribuye su desprestigio (social) porque ya “ellos estaban señalados como homosexuales”. Lo anterior pone de manifiesto una diferencia de actitud entre Novo y Nandino al narrar un problema muy similar, ya que éste lamenta haber tenido que hacer públicas sus inclinaciones sexuales, mientras que aquél nunca expresa intenciones de ocultarlo.
Ambos autores reconocieron su homosexualidad. A pesar de que La estatua de sal fue una publicación póstuma hay muchos ejemplos autobiográficos en la obra de Novo que dan cuenta del mismo reconocimiento abierto que encontramos en sus memorias. Nandino expone en su autobiografía una confirmación igualmente abierta que Novo pero con intenciones marcadas por una convicción en la hegemonía y la consciencia de ser un elemento trasgresor.
No podemos aseverar objetivos concretos en la autobiografía de Novo; el hecho de que no la haya publicado en vida hace pensar en ciertas reservas por parte del autor para hacer “oficial” una realidad, aún cuando ya era conocida por muchos. Sin embargo, sí podemos inferir ciertos fines explicativos tanto de su condición de vida como para enriquecer la apreciación de su obra. En La estatua de sal hace varias relaciones entre hechos biográficos y obras concretas:
He olvidado por completo el nombre de aquel que entre ellos me inspiró, el primero, ese tierno, puro, callado deseo de su presencia que años después traté de reconstruir en el poema “Amor” de mi libro Espejo. (Novo: 60)
Tanto Novo como Nandino encuentran momentos en su niñez que reconfiguran años más tarde para hacerlos el punto de partida de su realidad adulta. La narración del despertar sexual en Novo se lee como descubrimiento; en Nandino, por otro lado, es descrito como una consecuencia. En este sentido, se entiende la finalidad explicativa de Novo versus la intención por justificarse de Nandino.
La oposición de intenciones debe responder necesariamente a la proyección que cada autor hace de sus posibles lectores. Nandino utiliza el discurso de “víctima de las circunstancias” apelando a la empatía y ampliando así la posibilidad de alcanzar a un mayor número de lectores. Novo, en contraste, al no haber publicado La estatua de sal, no tuvo que preocuparse por ganar lectores, lo interesante aquí es que la larga espera de la publicación ha hecho que lector ideal propuesto en la autobiografía de Novo se aproxime mucho a un lector real que ya no requiere de justificaciones.
Esta distinción de propósitos entre ambos autores, en principio, describe dos experiencias muy distintas de alteridad. Queda por saber si en verdad la homosexualidad es consecuencia de la experiencia o bien un atributo genético, el hecho es que Nandino lo narra como una contingencia mientras que Novo lo describe más como una casualidad.
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