viernes, febrero 03, 2006

"time is on my side"

A veces la gente se levanta de la cama sólo para hacer tierra, mejor sería evitarlo. Sumidos en el silencio cascabeleante de una mañana que no acaba de separarnos del sueño, nos revolcamos entre las sábanas renuentes a despegar los párpados y hacer luz. La piel palidece después de muchos meses de letargo; los dedos se convierten en espinas, emergen unos cuantos centímetros fuera de las cobijas para buscar oxígeno. Los tejidos sintéticos se adhieren a los orgánicos, parasitando la sangre que camina -no corre- en los pasillos de la epidermis translúcida. Pequeños filamentos de algodón seducen a los poros dormidos y terminan por conectarse trágicamente. La mente también descansa, convencida de un mundo inanimado, recogida en un encierro sombrío y confortable.
Los "vivos", los andantes de calles y hacedores de ruidos, nos lloran. Su sonánbulismo no ha logrado producirles las suficientes pesadillas para lograr despertarlos. Nosotros dormimos inmóviles, solitarios; nuestras promesas no se confunden con los sueños. Nuestros planes no son estáticas mareas congeladas, parte del ivierno que siempre está a punto de llegar. Brincamos por las horas, como las horas que somos, dentro de la marea perdida en una fotografía.