sábado, junio 20, 2009

verde

Cierta de que el frío sólo murmura en mis hombros, escondí la cabeza en el refugio de cabello. Un estornudo propicia impaciencia, quiero silencio y me traiciono como cuando olía el pan inflarse y no lograba evitar abrir el horno. Esa mecedora de sonrisa se lamenta a carcajadas; husmeando entre el camino para encontrar al frío que me eriza. ¿para qué cubrir el pantano con alfombras? se puede cruzar como el aire helado, crispando la piel de fango y engullendo el aroma del húmedo intento. Esta vez, la última, funciona mecánica y verde obscura. Eterna en el pálido recurso del fastidioso andar, bajando, entre las piedras cubiertas por esta pelusa mojada, congela. Manifiesta solución de luciérnagas aproximándose, resonantes caparazones, haciendo agujeros a la noche, antes reluciente y terciopelosa...pero verde.