Gisela
- Esto tiene que ser complicado, supongo, te despides.
- No me quedan ganas de dormir y aun siento al polvo en las plantas de mis pies, digo-Sabes bien que no puedo profanar mis sábanas con polvo.
Después se vuelve a escuchar el aletear necio de la avispa afuera de la ventila,
apagaste la luz y sirvió para su silencio. Me devolviste la ceja levantada y no quedó mucho del saludo con el que me "bienveniste". Perdimos la cara en el espejo mientras me cepillabas el cabello húmedo. Cada vez lo haces con mayor cuidado, sabes que se revienta facilmente.
- ¿Vienes?
- No, dije, aún no encuentro porqué Gisela decidió maquillarse aquel día en el museo de la Higiene.
- ¿y porqué importa tanto?
El asunto con Gazapo me tenía alterada. "Gisela" me parecía estúpida pero fascinante, extrañamente quise parecerme a ella cuando subió a la cama escapando de su amante. Quise encontrar un letrero en el espejo para deformar mi mueca de noticiero de las diez.
- No tengo idea, pero tengo que hacer que importe.
- Ya duérmete, recomiendas.
- Ahora.
Doy vueltas y vueltas a las páginas. Es impresionante. Hace mucho que no siento esto, no podré dormir aunque lo intente. Tiene que ser esto, me recuerda cosas pero no sé de cuándo. Tal vez mañana me paguen y pueda adquirir una copia propia, una que no esta rallada por estudiantes circuladores de adjetivos arbitrarios, aunque confieso que ni eso me distrae.
- No te duermas, imploré, no me interesa que mañana tengas que pararte a las siete. Dime que soy más importante- Siguió tu sobresalto.
- Te diré que eres más imprudente si quieres.
- ¿ah si? ¿más imprudente que cuando?
* "tu" apareces como desconectado.
1 Comments:
Ay del crack... ¿Qué puedo decir? Tal vez puedan definirse como un conglomerado de yupis pseudo-cosmopólitas unidos por la esperanza de algún día ser comparados con Borges.
Por otro lado, Alfaguara perdió mi respeto hace mucho pero mira que publicar "con la muerte en los puños" ya es un insulto a nuestra inteligencia.
Ignacio Padilla no me cae mal. Fue buen maestro de épica y de cervantismo. De sus dotes de novelista no puedo decir mucho (solo he leído "Anfitrión").
¡Que viva el sentido común!
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