L'invitation au voyage
Un sistema maquiavélicamente compuesto por el mecanismo de la rutina me ha puesto en el ojo de un huracán familiar. Hoy soy la causante de desviar la ruta esperada para mis próximos 50 años de vida y no podrán perdonarme mi abrupta decisión de omitir cuestionamientos. Baudelaire nos enseña a buscar un opio personal e intrínseco que nos ayude como puerta de salida para cualquier encerramiento, sin embargo cuatro paredes son cuatro paredes. Mi cabeza flota como el globo que imagino cuando bailo, se separa de mi cuello como la revolución que encausa el gato risueño de Alicia. He buscado paralelismos todo el día pero la frustración me generó un dolor de cabeza, de esos que me dan arriba de la nuca.
Me peiné diferente y nadie lo notó, creo que ese era el punto pero no es lindo darme cuenta de pronto que ya nada podrá hacerme diferente. Esto es lo que soy (ego sum qui sum, o algo así). Concluyo que no me gustan las vacaciones, por breves que estas sean, no me gusta compartir espacios ni ser objeto del general escrutinio. No me gusta sentirme culpable por no tener hora fija para despertarme, detesto esperar a la gente a comer para luego verlos salir corriendo una vez que terminan como en una especie de rally... ¿y qué sigue? me pregunto... no respondo por vergüenza a aceptar que el día no está en mi control.
Intenté acordarme de Schumann pero ya no me gustó tanto. El largo descanso que le di a la Mazurka del Sr. Federico sirvió al menos para volver a sorprenderme con ella. Todo se resume en tedio pero hoy no puedo justificarlo. Los aros de humo no menguaron mi ansiedad y me doy cuenta de que me siento exactamente igual a cuando era niña: encerrada por un día lluvioso traducido, en este caso, a un encierro por motivos de escacés pecuniaria.
Buscaré el opio durante un rato más pero no prometo nada. Lo probable es que continue este involuntario letargo que parece haber durado ya toda mi vida.
2 Comments:
Mía la austera mirada y suyo el mirar desafiante, controlado; ambas públicas ahora. Un placer conocerle, me gusta conocer a los ojos que ruedan por mis letras.
de verdad te crees todo lo que dices?
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