la pausa espera
Te pareces a ese humo en la distancia,
humo que se come la diferenecia entre el cielo y la tierra,
que se acaricia con cuidado
porque encierra miradas llorosas y calor apuñalante.
Tu retorno es el retroceso de la fuerza entronada entonces,
entre la arena,
escondida bajo el sol de esos veranos.
Porque la oportunidad fue abandonada
en detrimento de un futuro
que se quedó entre el paréntesis de la espera.
Ya no habrá misterios, no habrá plañideras
persiguiendo la larga fila de días con sus noches
con sus horas y sus ahogados minutos en el desierto de segundos
enterrados bajo una y otra y otra más de todas las pausas que me quedan.
Se eleva como quien gatea hacia una cúspide que no se ve;
como quien confía en que arriba
encontrará la capilla de todas las búsquedas.
Se entierra en el abrazo del vapor algodonoso,
algo poroso, al soporoso vacilar de la nube;
se sube aquel humo respirante de miradas
de un entonces lloroso.
Vacilante tiene una sombra,
en la subida la dejó postrera y, mirándola recuerda:
la llamada espera y la infame búsqueda.
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