sábado, mayo 21, 2005

alpha

Caminaré los últimos metros hasta tu mesa y te daré esa mirada que ya es tuya. Seguramente estarás en medio de una plática a la que llegaré tarde y voltearás vertiginoso a encontrarte con mi "hola" esparcido y volátil. Tomarás mi mano y me indicaras que me siente, despostillando una sonrisa.
Preferiré rodar mis ojos hacia la salida y castigar al claroscuro con las sombras que llegan a embarrarse en otras mesas. Piernas y rodillas; codos y nalgas de malvabisco; alámbrico pelo enmascarando al cartón elástico de las caras. El piso vibrará y escucharás tu pulso acelerarse. Esta noche no saldras sola.
Hay gigantes en las esquinas, me atraparán por los pies. Desde tu mesa me darás un "adios" de veinte metros bajo tierra. Seré yo tu tierna infancia, tu saludo inicial y tu muérdago sobre la escalera: el principio del beso que seguramente me darás. Vas a llevarme estampada en tus manos después de quemarme en labios.
No me quedaré en tu mesa mucho tiempo, beberé el dulce viernes de un trago y me iré a vaciar la noche con luces de bengala. Soy de ese primer escalón, que te saltas siempre por subir de prisa; del cascabel con el que soñabas hace mucho. Llegaré muy despacio a matar al proceso. No habrá ventanas ni nubes ni grillos que me distraigan. Llegando. Verde limón. "Hueles a genjibre".