miércoles, mayo 25, 2005

escupir para arriba

Pocas veces me alcanza el obscuro como ahora. Hoy soy una de esas notas suspendidas sin melodía pero en constante viaje. A veces puedo acordarme con suficiente claridad de lo que se siente rodar en el pasto húmedo o esconderse bajo la higuera. Entonces no había que medir al tiempo, uno podía omitir la respuesta de cualquier pregunta y no importaba lo que uno quisiera ser de grande: enfermera militar o carnicero daba lo mismo. Estoy muy grande para tener nostalgia de mi infancia, pero creo que me salté la adolescencia.
Extraño poder decir "no sé" sin inventarme una pausa en la que pretendo buscar la información muy en el fondo de mi cabeza; me gustaría conocer lo que es ser realmente honesto. Aún ahora que pretendo escribir sin tanto esquema y evitarme quebrar mis palabras con "intención", no puedo evitar buscar decir algo. ¿Cuál es el objeto de la comunicación? No tengo idea de el lugar a dónde irán a alojarse mis palabras, si son demonios o saben hacer exorcismos. De pronto parece que lo único honesto es hablarse a uno mismo, pero quien es ese "uno mismo" sino otra construcción consciente. Aún cuando quisiera creer en el inconsciente me sigue sonando como una especie de plan B para cuando no nos funciona el esquema que tenemos, podríamos argumentar que la sociedad ha hecho tanto con nosotros pero que en realidad somos de "otra" forma. De haber una alternativa a quienes somos, seguramente no podremos tener acceso a ella, se quedó como una posibilidad, tal vez entre muchas, de los múltiples "yo" que pudimos haber sido.
No habiendo otra opción, opto por la ficción. Podría ser alguien más mañana si tan sólo fuera posible olvidarme de las personas que he sido. Intentaré el auto-engaño, voy a tratar de convencerme y de creerme mis construcciones (por patológicas que sean) a ver a dónde llego. Tal vez me cueste más trabajo diferenciar al sueño de la vigilia pero nunca he sido buena para eso, tengo memorias muy claras de cosas que soñé y olvidos imperdonables de lo vivido, así es que no hay gran daño.
Una de mis frases favoritas de alguien seguramente famoso cuyo nombre, al menos yo, no logré retener dicta:
"si la mente humana fuera tan simple que pudiésemos comprenderla, seríamos tan estúpidos que tampoco podríamos".
Otra de las favoritas dice:
"Yo soy quien soy"... ja, no he olvidado quien dijo esa. La diferencia entre los dos autores es que uno es Dios (o el ser que es, algo así como "el artista conocido como Prince -no perdonen la blasfemia-), y de Dios al menos sí podemos decir que sabe quién es; yo no tengo tanta congruencia.