martes, junio 07, 2005

Breve recuento de un virus persistente

Desde este cuadro aislado el piso hierve. Aquí observo el ficticio movimiento del viento acariciando apenas la piel de esta noche. Me fluye el sol por la nariz, como si quisiera enfriarse adentro de mi. Mi cuerpo parece rechazar el contacto con el exterior y soy ahora víctima de mis pies que no se mueven. La voz canta cortada sin poder seguir a Kiri T. Sí volví a intentarlo, aún siento que algún día las notas saldrán solas.
Se me acusa de indiferencia, me reclaman y reclaman y reclaman... y reclaman. Compruebo que estan en lo cierto, no me importa. Me baño por la madrugada con agua fría desde hace meses, volví a los chocolates y al humo. El río que tengo por nariz me quita el espíritu, se me va impregnado en los pañuelos desechables, lo juro.
Soy parte del agua que me tomo. El aire que avienta el ventilador es el suspiro de hace dos horas cuando me dejaste la respiración cortada. Yo soy la enferma y la enfermedad, ja ja ja... somos una.