sábado, julio 25, 2009

experiencia

Te supongo escuchando las letras que se me caen de las manos. Tal vez dentro de una hora haremos más thé y podremos ponernos a llorar las líneas que no nos atrevimos a decir. Luego miraremos cómo alguien se levanta para irse, dándonos la espalda y cerrándonos el paso. Alzaremos la vista para corroborar que nosotros ya nos fuimos. Encima de las cejas, por debajo de la línea del tiempo, entre el ceño y la experiencia, nos hacemos más viejas. Organizamos conversaciones como si se tratara de fiestas infantiles y seguimos ornamentando el ayer con las cosquillas de los buenos deseos. El cambio es fatuo y tenemos poder sobre la transición. No la veremos siempre que sigamos viéndonos en andar simultáneo, desposeídas de camino pero firmes en el movimiento. Estáticas en recuerdos pero concordantes con el sonido de estas palabras. Silbido, redondo, entusiamos que se comparten allá ingenuos aquí silentes. Placas de ambar, los labios gorriones que se escapan pero siempre vuelven, para recordar el día en que se fueron.

lunes, julio 20, 2009

sala de espera

Eclipse entre el cabello que deshoja tu risa, mirando a penas en el resquicio de una boca emplumada con murmullos. Traes contigo el lastimoso embuste de aquellos tiempos en que se esperaba sentado, al alba, al tránsito de las hormigas, al embrión de otro día. Y sigues diciendo que yo entonces reía; te sueño como cuando eso que mirabas yo lo decía. Era mi piel la palabra y bastaban los poros para consuelo; un telar de enmendaduras hechas viernes por la tarde, con la lluvia paseando por nuestras telarañas. Terruños y obeliscos machacados con los dientes de tus sueños, valió la pena echar cenizas mientras cuentas las risas, mascullas los rasguños y meditas asteriscos. Vacilante el camino entrecruzado con cuatro por cuatro de los pares bicolor, casi monocromáticos del piso de ajedrez al infinito. Es esta la misma de entonces, ahora se espera de pie. Somos más los enfadados, en línea de viernes que nos moja como lunes ante el cielo baptisterio de impíos. Progenie ingrata viviendo en espera alineada, apretando labios cocidos de polvo, cautos, penosos, hormigas.

sábado, julio 18, 2009

la pausa espera

Te pareces a ese humo en la distancia,
humo que se come la diferenecia entre el cielo y la tierra,
que se acaricia con cuidado
porque encierra miradas llorosas y calor apuñalante.
Tu retorno es el retroceso de la fuerza entronada entonces,
entre la arena,
escondida bajo el sol de esos veranos.
Porque la oportunidad fue abandonada
en detrimento de un futuro
que se quedó entre el paréntesis de la espera.
Ya no habrá misterios, no habrá plañideras
persiguiendo la larga fila de días con sus noches
con sus horas y sus ahogados minutos en el desierto de segundos
enterrados bajo una y otra y otra más de todas las pausas que me quedan.
Se eleva como quien gatea hacia una cúspide que no se ve;
como quien confía en que arriba
encontrará la capilla de todas las búsquedas.
Se entierra en el abrazo del vapor algodonoso,
algo poroso, al soporoso vacilar de la nube;
se sube aquel humo respirante de miradas
de un entonces lloroso.
Vacilante tiene una sombra,
en la subida la dejó postrera y, mirándola recuerda:
la llamada espera y la infame búsqueda.

martes, julio 07, 2009

El primer libro de Alejandro Badillo