jueves, marzo 24, 2005

Queen Mab

Comienzo a dar señales de hastío. Se me cerró la garganta y no puedo tocar el piano: a causa de mi enorme vanidad sometí a mis manos a la tortuosa lucha con la señorita de la lima (de uñas) y el esmalte plástico. Las mujeres en las que puedo convertirme se me aparecen como alucinación. Ayer volví a soñar con el volcán y volvió a hacer erupción y nuevamente fui perseguida por el tumulto que huía de la lava.
Regreso del Hotel de los verdes jardines y por alguna razón no me siento como alguien quien pasó e día entero en contacto con la madre tierra; mis pies, mi cabello y mis mejillas sintieron el aire suelto y el sol picante pero tuve que pagar por cada ración. Las piedras de río se sometieron al esquema riguroso de una multitud de círculos concéntricos y acrobáticas esculturas; ni siquiera la abrumante plaga de pequeños mosquitos pálidos tuvo cabida en aquel bucólico paraje.
Descubrí mujeres que se sienten dentro de una crisálida y esperan ser descubiertas por un hombre que profane su encierro para descubrirse en su total y majestuosa belleza. Me encontré con féminas destruidas y roídas por la lengua viperina de sus ex-comadres, las he visto refugiarse detrás de sus apellidos y relaciones de tiempos tan pretéritos como el pleistoceno. Ví al tiempo hacer lo suyo con las niñas convertidas en ninfas de pan (con minúscula) y con las antiguas ninfas ocultando su redondez detrás de los cojines mientras se desparraman en los divanes. El fuego no siempre purifica y esta fogata sólo moja la memoria con la imagen de todo lo que pudo haber sido, sin uñas ni pianos en la marea del tiempo.

martes, marzo 01, 2005


Kosorukov Posted by Hello

accidentes de memoria

Me duele un pie, y cuando eso sucede siento que no soy otra cosa más que ese pie adolorido. No me concetro en lo sincero de las palabras de nadie, ni en la caída del abánico de la gorda mujer que espera su transporte. No me interesa interrogarte sobre tu ausencia más reciente: que si llegaste tarde, que si no viste la hora, que si no pudiste llamar, que si no pudiste nada... Realmente duele. Duele el talon, duele el empeine y el dedo pequeño; me duele mi compulsión por seguir una música cada vez más cruel y ajena. Alma me enseñó que no debo ser masoquista en todo, sólo en esto. Ella nunca lo fue, ella dejó de ser siendo una pieza entera. Un accidente vascular cerebral (palabras que irónicamente suenan muy bien juntas)y una cama y una velorio. Me atravezó la noticia hace unos meses, mientras manejaba con una mano afuera del vidrio para sentir el aire. Después olvidé todo el asunto.
Hoy me duele mi pie y con eso he olvidado hasta el rojo de la pintura del auto que abollé. Olvidé la hora, olvidé el trabajo y el olor de mi cabello en las mañanas. Olvidé colocar el separador en el libro, olvide a Balzac en la cocina y al numero de la señora esa en un auto ajeno... pero me acordé de Alma.