estrategia
Eres una muchacha en flor, de las que uno siempre busca hacer reír: una de esas carcajadas simétricas, justo en el tono limítrofe entre lo discreto y lo estruendoso. Consigues hacer girar todas las cabezas hacia ti mientras paladeas tus labios con suave timidez. Batir pestañas, aplaudir, cascabelear rizos...lo dominas. ¿Porqué nunca se atora la comida entre tus dientes? ¿Es que acaso tu cabello no amanece como flores de panteón a medio noviembre, tejiendo una fibra marrón remojada en aguas amarillas? ¿Porqué a tus manos no se les resecan los nudillos?
Antes de alcanzarte se evaporan las vanidades mal fundadas (la mayoría) y cada uno de los intentos por convertirnos en mariposas. Porque si hay una silla desatornillada tendrá que ser aquella en la que me siente y si se cuelan las moscas siempre van a dar a mi mesa. Porque mi perfume siempre desaparece después de media hora y nada funciona para domesticar a mi cabello. No hay estrategia suficiente ni paz en los intentos, porque la perfección es cuestión de suerte y dependerá eternamente de espectadoras envidiosas.