Mundo contingente e individuo problemático
Toda forma artística se define por la disonancia metafísica situada en el corazón de la vida, que ella acepta y estructura como base de una totalidad acabada en sí [...] Mundo contingente e individuo problemático son realidades que se condicionan una a la otra. Cuando el individuo no es problemático, sus fines le son dados con una evidencia inmediata y el mundo en que esos mismos fines han construido el edificio puede oponerle dificultades y obstáculos en la vía de su realización, pero sin jamás amenazarlo con un serio peligro interior. El peligro no aparece sino a partir del momento en que el mundo exterior ha perdido contacto con las ideas, cuando esas ideas devienen en el hombre hechos psíquicos subjetivos: ideales. Desde que las ideas son planteadas como inaccesibles y devienen, empíricamente hablando, irreales, desde que son cambiadas en ideales, la individualidad pierde el carácter inmediatamente orgánico que hacía de ella una realidad no problemática. Se ha convertido a sí misma en su propio fin, pues lo que le es esencial y hace de su vida una vida verdadera, lo descubre de ahora en adelante, en ella, no a título de posesión ni como fundamento de su existencia, sino como objeto de búsqueda. No obstante, el mundo que lo rodea no instaura sino otro substrato, otra materia de formas categoriales que fundan su mundo interior: hace falta, pues, que el abismo infranqueable entre el ser efectivo de la realidad y el deber ser del ideal --que no corresponde a la diferencia de materia sino a la diferencia de la estructura-- constituya la esencia misma del mundo exterior.
G. Lukacs, Teoría de la novela:"La forma interior de la novela".