lunes, febrero 19, 2007

transparencia


A esta hora mis silencios programáticos son ya corales espiralados por lustros. Cónicos, abyectos siempre en el fondo. Son de aroma que ahoga, han ido construyendo tumbas rociadas de arena y espuma. Retoñan a mi sorpresa, cuando menos lo espero; codician el sol pero sólo lo miran fragmentado, regando disperso y sin entusiasmo.
Las palabras nadan encerradas en medusas. Mezclo. Descifro. Las pongo contra la ventana para poder verlas en su total transparencia; no queda ninguna frente al sol. Son castillos de arena frente a la marea. Enmudecen con la noche y se me pierden entre las sábanas. Yo no sé a qué responde su efervescencia seguida de un lánguido grito de evaporación, de un breve susurro que te dicta una verdad a penas sostenida por alfileres. En tu lengua se enfilan junto a tantas otras letras roncadoras y olvidadas, esperando despertar junto contigo. Por fin tu voz será un estruendo de luciérnagas ajenas al vació del agua, sería brillante. Sería. Seria.
Salir del marasmo, del asombro subrepticio, contribuir al ruido. Vaciar rodajas de limas, escurriendo en todas las manos. Una reconquista de la transparencia que sólo sueño pero sé que existe.

miércoles, febrero 14, 2007

olor

Desde el lugar donde me encuentro, la gente siempre mira hacia otro lado. Parece que patinan en donde yo avanzo a tientos... oscuramente. Los acentos y remedos involuntarios me convierten en el espectáculo más reciente entre las aulas sin risas de la facultad. Mis rutas, mis gestos y mi café, se encuentran siempre con una pausa que sólo existe para mí: el resto avanza indiferente entre la nube-sombra de palabras cruzadas. Tenemos tantas cosas por hacer, y a mí me gustó que la intención fuera la de contagiarme una pasión que ya yo conozco; por que es cierto, sólo para eso confluimos en torno a esa mesa.
Hay muchas escaleras en mi trayecto, muchos taconeos que me dejan tiesa al final del día. Se sube un perro al autobús y lo bajan con engaños: yo me quedo mirándolo cojear desalentado hasta que el semáforo obliga la vuelta. Demasiados olores detras de tantas orejas, evaporandose en el sudor de sus manos. Me extraña verlos con flores, globos y bolsas rosas (con cartas hechas rollito y amarradas con listones), me acuerdo tardíamente y soy de nuevo la misma espectadora de siempre.
Yo también tengo mis buenas noticias, esperándome en los rincones más inauditos. Suenan carraspeantes cada vez que me distraigo y algo me las trae de vuelta con un buen sabor de boca, sin conocer exactamente de dónde viene mi buen humor (mi olor al sol que me seca el cabello). No tengo que quedarme... puedo ponerme en pie y partir en dos a este murmullo circense de trapecistas comensales. Algo me convence, algo me gruñe en el estómago (en todo caso un eco) de espera con tu nombre.

lunes, febrero 05, 2007

come fly with me...

let's fly, let's fly away! dicta Sinatra, adorador de la ciudad en el Jardin -Urbs in horto- mejor conocida como Chicago. Tiene una de esas voces que parecen decirnos que todo es armonioso ahí desde donde nos canta; podemos volar un poquito y eludir el lodo. Pero el lunes es pavoroso, para muestra basta la habitual búsqueda de empleo (resultado de oootro ataque de ansiedad...aaaahhh!): "coordinador, vendedor, auxiliar, ejecutivo de ventas,técnico, capturista, capacitador..."
Volemos.